La tristeza por desamor no es una enfermedad pese a que en la sociedad actual, con frecuencia, se dramatiza la tristeza cuando en realidad, es un sentimiento humano que forma parte de nuestra propia naturaleza. Y además, lo lógico y natural es experimentar tristeza en un proceso de desamor. El desamor surge de forma lógica y natural ante la amarga sensación de la pérdida y el fracaso personal: ¿Por qué es tan difícil mantener la amistad con tu ex? Porque duele mucho.
El mal de amores
La tristeza por desamor no es una enfermedad: ¿Qué significa ese mensaje? Que la persona tiene recursos internos para sobreponerse a ese dolor. Evidentemente, pueden existir casos concretos en los que la persona necesite ayuda psicológica, sin embargo, se trata de situaciones puntuales. En la mayoría de los casos, cualquier persona pasa página después de un desamor. Cada uno tiene su ritmo, su tiempo y su proceso.
Lo importante es respetar ese ritmo y no forzar la máquina. La tristeza propia del desamor nos obliga a tomarnos la vida con otro ritmo. Algo que puede ser complejo precisamente porque existen asuntos que no se pueden aparcar, por ejemplo, el trabajo. Pero todo ello tiene un efecto terapéutico porque el trabajo es una perfecta distracción que ayuda a olvidar las penas del amor.
La tristeza por desamor tiene su parte positiva. Propicia la introspección de mirar dentro de uno mismo, algo que es básico para recomponer los puzzles de ese corazón roto, analizar las causas de lo ocurrido y poder encontrar posibles remedios.
La tristeza por desamor duele. Duele tanto que realmente uno puede tener la sensación de sentirse enfermo al tener baja energía. Sin embargo, la única medicina realmente efectiva para curar ese mal de amores es el tiempo, tomar distancia respecto de la otra persona, contar con el cariño de los amigos, descansar y tener un diálogo interior constructivo. La tristeza te ayuda a rehacer tu vida tras una ruptura de pareja.
