Existen situaciones cotidianas en una relación de pareja. Por ejemplo, puede ocurrir que tras varios años de noviazgo, dos personas descubran que no están de acuerdo en la idea de tener hijos. Del mismo modo, también puede suceder que uno de los dos quiera casarse mientras que otro prefiere no hacerlo. Del mismo modo, es posible que uno esté preparado para dar el paso de la convivencia pero la pareja todavía no esté dispuesta a dar el salto. ¿Qué hacer cuando uno de los dos no quiere casarse?
A modo de reflexión, conviene puntualizar que lo que sorprende en muchos casos es que las personas tarden tanto tiempo en darse cuenta de que cada una tiene un modelo de vida diferente. Existen personas que esperan que el otro cambiará con el tiempo. Sin embargo, conviene recordar que el amor es querer a otra persona tal y como es. Uno de los síntomas del verdadero amor es querer de forma incondicional al otro.
Qué hacer en un caso así
En primer lugar, en un caso así es muy importante hablar con total sinceridad por ambas partes. Si una persona no quiere casarse, por ejemplo, debe dar sus argumentos con sinceridad para no generar falsas expectativas al otro.
En otro casos, puede suceder que la otra persona no esté cerrada a la idea de dar el paso de casarse sino que todavía no se siente preparada para ello. En ese caso, es muy importante no forzar el ritmo externo.
También puede ocurrir que la persona no piense en boda porque no quiere dar un paso más en su relación, lo que implica tener un compromiso mayor. En casos asi, puede ocurrir que no es que la persona no piense en casarse en algún momento de su vida sino que todavía no ha encontrado a la persona adecuada para ello.
Buscar puntos de encuentro es complejo en este tipo de situaciones si uno de los dos no está dispuesto a ceder. Pero es que además, no es simple ceder en este punto ya que para alquien que tiene creencias religiosas, renunciar a casarse por la iglesia puede suponer ir en contra de sus valores (lo mismo ocurre a la inversa).
