Indiferencia vs. Solidaridad

Hoy les comparto una historia que me llegó a través de un e-mail, la cual es muy interesante y encierra una linda conclusión para meditarla juntos.

Es el relato de un ratón vagabundo que llegó a una casa y mirando por un agujero de la pared, vio a un hombre entregando un paquete y una mujer abriéndolo.

Pensaba que el paquete envolvía un sabroso queso. Se le hacía agua la boca de pensar que era uno de sus preferidos.

Para su sorpresa quedó aterrorizado, cuando descubrió que era una ¡ratonera!

Como ratón solidario fue al patio de la casa a advertir a todos:

«¡Hay una ratonera en la casa, una ratonera!».

Pero la gallina que estaba buscando sus lombrices en la tierra, cacareo y le dijo:
«¡Discúlpeme Sr. ratón; entiendo que sea un gran problema para usted, pero a mi no me perjudica en nada, ni me molesta!”

Y el ratón se entristeció, de igual forma siguió buscando ayuda.

Llegó hasta el cordero y le dijo:

«¡Hay una ratonera en la casa!».

«¡Discúlpeme, Sr. ratón, pero no veo nada que pueda hacer, yo como pasto!” “¡Quédese tranquilo, usted esta en mis oraciones!».

Entonces el ratón se fue hasta donde estaban las vacas, y le dijeron: ¿que nos dice Sr. ratón, una ratonera?
¿Estamos en peligro por casualidad nosotras?
¡Creo que no!

El ratón se volvió a la casa, cabizbajo y abatido, para encarar solo la ratonera…

Aquella misma noche se escuchó un ruido.

Como el de una ratonera agarrando su víctima.

La mujer del estanciero corrió a ver que había en la ratonera.

Pero, en la oscuridad, no vio que la trampa tenía atrapada la cola de una víbora venenosa.

La víbora la mordió.

El paje la llevo corriendo al hospital.

La mujer volvió con fiebre, por tanto nada mejor que un buen caldo de gallina.

El hombre entonces tomo el cuchillo y fue a buscar al principal ingrediente: la gallina.

Como la enfermedad de la mujer continuaba, amigos y vecinos vinieron a verla. Para alimentarlos, hubo que matar al cordero.

Pero la mujer no resistió, y acabo falleciendo.

Muchas personas vinieron al funeral. El pobre hombre, muy triste y agradecido por la solidaridad, resolvió matar a las vacas para darle de comer a todos.

Moraleja: La próxima vez que oigas decir que alguien esta enfrentando un problema, y creas que a ti no te afecta, piénsalo dos veces. En todas las casas pueden necesitar una ratonera ¡y todos los integrantes corren peligro!

Nota: ¿se dieron cuenta quien se salvó?

Así estamos cuando dejamos de tomar en cuenta las situaciones de quienes tenemos a nuestro alrededor, la indiferencia siempre volverá en nuestra propia contra. Nada mejor que ayudar y solidarizarse con quien más te necesita. Te sentirás muy bien.

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