Uno de los investigadores más recientes de los avances realizados en el campo de la psicología evolutiva es Albert Bandura. Originalmente simpatizan con las creencias de los conductistas, Bandura partió un tanto de sus convicciones poco después de una serie de experimentos que han llegado a ser famosos y son llamados como «Bobo Doll experiments». Una muñeca «Bobo» es un juguete inflable con pesas diseñado para volver a su lugar después de ser derribado. Después de ver un video de una persona atacando salvajemente a esta muñeca, se noto que los niños fueron encontrados muy sensibles a repetir este comportamiento, incluso sin la promesa de una recompensa o una amenaza de un refuerzo negativo. Esto parecía ser al menos ir poco en desacuerdo con las afirmaciones del conductismo, es que el condicionamiento es responsable de casi todos los comportamientos observables.
También se trató de aplicar la teoría del aprendizaje social a la esfera de la psicología anormal como una manera de explicar la conducta criminal. Explicando la desviación como un comportamiento aprendido, en el cual la desviación en cuestión se desempeña con la esperanza de poder evitar el dolor o la humillación de alguna manera. El argumento es que en casi todos los casos, la conducta desviada se desarrolla como una estrategia de prevención después de que alguien sufre una experiencia traumática que involucra dolor o humillación. Estas afirmaciones fueron apoyadas con un análisis a fondo de los asesinos en serie, que resultó ser muy convincente.
