La paranoia no debe ser confundida con un trastorno de la personalidad paranoide, ya que suelen ser condiciones muy diferentes, aún cuando una pueda venir acompañada de otra o dar lugar una a la otra. Sin embargo, muy frecuentemente son confundidos estos dos términos, aunque confundirlos sería como asegurar que la primavera y el verano son la misma estación, argumentando que en ambas estaciones hace calor. Se pueden parecer, sí, pero son fundamentalmente distintas.
Conoce este trastorno
Sobre la paranoia, se puede decir que es una enfermedad mental del individuo, en la que suele adquirir ideas totalmente absurdas de cualquier tipo que son imposibles de erradicar de la mente del enfermo. Además, para la persona es imposible percatarse de lo 
absurdas que son, ya que se encuentra totalmente convencido de ello. Un ejemplo podría ser, supongamos que una persona camina por la calle y observa una luz blanca que le ciega, entonces se convence de que es una criatura del espacio o un ser celestial. No va a haber forma posible de demostrarle que fue una farola que se encendió a lo lejos, por ejemplo, cuando se trata de una paranoia. Aún cuando se repita la experiencia delante de él o ella, demostrándole que no fue ningún extraterrestre, siempre encontrará diferencias que desmientan las pruebas que se le presenten. Estas son características de los delirios, que casi siempre acompañan a la paranoia.
Además de ser una idea muy persistente y generalmente ridícula, la paranoia también suele caracterizarse por otros síntomas de delirio, como los delirios de grandeza que, como su nombre lo indica, suelen poner a la persona como portadores de verdades trascendentales, invulnerabilidad, etc. También están los delirios de persecución, en la que se convencen que algo o alguien les persigue, justamente por ser personas o seres “especiales,” con conocimiento o habilidades súper humanas por las que son perseguidos.
