El Síndrome Postvacacional: ¿Mito o Realidad?

Durante estas semanas de vuelta a la rutina hay un concepto que cobra protagonismo en los medios de comunicación: el síndrome postvacacional. ¿Es un mito o una realidad? Lo cierto es que en la mayoría de los casos, este malestar moderado que sentimos al incorporarnos a nuestras obligaciones cotidianas no es más que una consecuencia lógica de un cambio drástico en nuestro estilo de vida.

El Síndrome Postvacacional: ¿Mito o Realidad?

El síndrome postvacacional muestra síntomas leves

Es decir, el verano plantea un contexto de tiempo libre y largos días de luz solar que marcan la pauta de una intensa vida social, espacio para la pereza, planes de piscina, vacaciones y excursiones… Una de las sensaciones más desagradables de esta vuelta a la normalidad es ese sonido del despertador que marca la inercia de un nuevo día. Sin duda, durante el verano es un placer abrir los ojos de un modo natural al observar cómo entra la luz por las rendijas de las ventanas.

Vivimos en una sociedad en la que nos gusta etiquetarlo todo y en la que surge una baja tolerancia hacia emociones que pueden ser menos agradables, como por ejemplo, la frustración y la tristeza. Sin embargo, en la mayoría de los casos, el síndrome postvacacional refleja la respuesta del cuerpo y la mente ante este cambio rápido que tiene que asimilar para adaptarse lo antes posible a la nueva realidad.

Por otra parte, los seres humanos vivimos en un constante presente, sin embargo, el pasado y el futuro tienen un impacto en nuestra memoria. Y en esta vuelta al trabajo, es frecuente que los trabajadores se sientan desbordados por la añoranza de un verano que queda atrás y sientan tristeza por unas vacaciones que están muy lejos en el tiempo. Sin embargo, si pones cada cosa en su contexto, si analizas lo rápido que pasa el tiempo, lo que de verdad querrás es vivirlo y no estar tan pendiente de que lleguen las vacaciones del próximo año cuando por delante tienes un montón de fines de semana que son fantásticos para vivirlos con intensidad y fuerza.

Cuando éramos niños, también experimentábajos sensaciones de pereza ante el deseo de convertir el verano en eterno. Es decir, aunque el concepto síndrome postvacacional sea relativamente nuevo, la realidad es que las sensaciones que vivimos en este tiempo no son nuevas. Por tanto, intenta no dar tanta importancia al síndrome postvacacional porque lo que de verdad importa es la vida. Y la vida pone ante ti un nuevo capítulo profesional marcado por sueños de trabajo que suman felicidad. Lo cierto es que las vacaciones no serían tan felices si fuesen eternas. Y además, en un contexto de crisis económica, también es un regalo volver al trabajo en lugar de estar en paro y sufrir el desempleo.

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