Porque decimos "si" cuando queremos decir "no"

Seguramente uno de los motivos principales sea el familiar. Normalmente nuestros padres a la corta edad de nuestra niñez nos empiezan a inculcar el no disgustar a los demás, el no contradecir las órdenes de nuestros mayores, en no dar en definitiva nunca problemas.

Esa idea con la que vamos creciendo se queda arraigada en nuestro subconsciente de tal forma que la vamos interiorizando con el paso de los años. Ese principio hace que muchas veces, aunque estemos deseando mostrarnos ante los demás con rotunda sinceridad, pecamos de prudentes y volvemos a mostrar esos condicionantes que nos inculcaron de pequeños.

Muchas veces creemos que los demás nos verán con mejores ojos si vamos con el «si» por delante. Tenemos una fobia inconfesable a tener que explicar porqué no queremos tal o cual cosa o porqué no nos parece lo más correcto tal o cual comportamiento. Muchas veces nos resulta más fácil decir que si y quitarnos ese problema de en medio. Nos comportamos como la avestruz que ante los problemas entierra la cabeza en el suelo para no tener que tomar decisiones. Nosotros a veces actuamos de la misma manera: decimos que y nos quitamos de en medio, pues si dijéramos que notendríamos que asumir que estamos abriendo una brecha de conflictividad y la gran mayoría no estamos preparados para ello.

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