Albert y los tartamudos, 2 EXPERIMENTOS PERTURBADORES de la psicología

A lo largo de la historia, hubo momentos en los que científicos y psicólogos decidieron realizar experimentos que se volvieron famosos por sus premisas perturbadoras. Hoy nos adentramos en la historia de la psicología para aprender acerca de algunos de los experimentos científicos más extraños, crueles y famosos dentro de lo que ha sido la exploración del funcionamiento de la mente humana y el comportamiento.

El pequeño Albert

En el año 1920, John Watson de la Universidad de John Hopkins llevó adelante un estudio del condicionamiento clásico. Este es un fenómeno asociado a un estímulo condicionado con un estímulo incondicionado hasta que se produce el mismo resultado. Este condicionamiento busca crear una respuesta por parte de una persona o animal hacia un objeto o sonido que antes era neutral.

Ivan Pavov es el ejemplo más conocido del condicionamiento clásico, por su experimento con un perro al que alimentaba luego de sonar una campana hasta terminar generando que con el mero sonido de la campana, el perro ya comenzará a salivar.

Sin embargo, John Watson fue más allá y busco aplicar el condicionamiento clásico a un bebé de 9 meses de edad al que llamaba Albert. El pequeño bebé empezó queriendo y jugando con los animales del experimento, y en especial a una pequeña rata blanca. Watson entonces empezó a asociar la presencia de la rata blanca con un fuerte y molesto sonido de un metal golpeado por un martillo. Por eso, Albert empezó a temerle a la rata blanca.

Así se generó una fobia hacia el animal a través del condicionamiento clásico. Hoy en día, el experimento de Watson sería considerado inmoral porque no considera las fobias que le terminó creando al pequeño bebé. Además, el pequeño Alfred murió a los 6 años de edad por una enfermedad no relacionada con el experimento, pero no hubo posibilidad de hacer un seguimiento a su caso para ver si las fobias originadas por Watson hubieran perdurado en el tiempo.

Estudiando al monstruo

Corría el año 1939 y Wendell Johnson y su equipo buscaban descubrir la causa detrás del tartamudeo con un estudio en la Universidad de Iowa. Para ello trabajaron para convertir a 22 huérfanos jóvenes en tartamudos. 12 de los jóvenes no eran tartamudos, y se experimentó utilizando enseñanza positiva para una grupo y refuerzos positivos para el otro.

A uno de los grupos, los profesores le decían continuamente que eran tartamudos. Al final, ninguno de los grupos se hizo tartamudo al final del experimento, pero quedó demostrado que los que recibieron un tratamiento negativo por parte de los docentes tenían numerosos problemas de autoestima, un signo muy habitual en tartamudos.

Hoy en día, un estudio de este tipo no podría ser realizado, y cualquier comité de revisión objetaría siquiera su planteamiento. Hay quienes dicen que el interés del doctor Johnson por la tartamudez está relacionado con su propia condición de tartamudo en la infancia, pero de todas formas no podría realizarse un estudio de estas características bajo los parámetros actuales de protección de los derechos del paciente.

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