En la virtud reside el término medio, es decir, pese a que la queja constante sea agotadora como muestra la energía negativa que desprenden aquellas personas que encuentran a cada paso un motivo de insatisfacción y de infelicidad, en realidad, también es igualmente inhumano aspirar a tener un balance de cero quejas a final de mes.
Un balance tan irreal como la posibilidad de tener un número nulo de pensamientos negativos. La filosofía del pensamiento positivo mal entendida e interpretada puede llevarnos a la idea de que podemos alcanzar un imposible.
La queja es una forma de expresión más pero no la única
Quejarse también es un derecho y además, en el propio acto de la queja, cuando esta se produce en su justa medida y en el contexto adecuado, también se experimenta una enorme sensación de libertad al no reprimir un malestar concreto. La queja tiene muy mala prensa, sin embargo, lo cierto es que a veces necesitamos estos toques de atención para reaccionar o hacer cambios.
O incluso, también es un derecho quejarse por el simple hecho de querer hacerlo en un día concreto. Aspirar a que ni un solo pensamiento negativo enturbie nuestra calma es como querer conviertir la mente en una máquina.
¿Cómo puedes saber si experimentas la queja en su justa medida?
Si consideras que el hábito de quejarte no es lo que más te define sino que las quejas tienen un carácter anecdótico y puntual en tu vida. Son una forma de expresión más pero no la única en medio de un amplio abanico de posibilidades de comunicación. Entonces, este es un buen síntoma.
Las quejas no dependen tanto de las circunstancias externas sino de la propia actitud personal. A veces, las personas que tienen tendencia a la queja no reconocen esta actitud tóxica. Sin embargo, conviene escuchar los comentarios de amigos y familiares tienden a mostrar su insatisfacción ante los comentarios típicos de quien está quejándose constantemente.
Estos mensajes pueden resultar molestos, sin embargo, nos ayudan a tomar conciencia de nosotros mismos para crecer como personas y seguir evolucionando. La información que te ofrecen sobre ti mismo tus amigos y conocidos es un complemento muy valioso a aquella información que tú puedes descubrir sobre ti.
La queja también es un acto de rebeldía y puede ser muy sano para tomar conciencia de la necesidad de establecer límites en las relaciones personales o la necesidad de establecer cambios.