¿Morir en Casa o en el Hospital?

Vivimos en una sociedad cada vez más asistencial. Por esta razón, en la actualidad es frecuente que los mayores vivan sus últimas horas en un hospital que ofrece cuidados paliativos. Sin embargo, morir en casa, cuando las circunstancias del caso lo permiten, puede aportar un bienestar añadido en una situación que de por sí, produce cierta tensión en el entorno. En situaciones así, con frecuencia, tenemos miedo de no saber atender al paciente lo mejor posible, creemos que los médicos lo harán mejor. Sin embargo, la realidad es que en muchos casos, las personas que están en su recta final sienten su casa como un entorno de seguridad y confianza. Es decir, gracias a este espacio confortable, la persona siente cómo se reduce su nivel de estrés. Y en un momento tan determinante de la vida, el estrés no suma nada bueno, solo resta.

¿Morir en Casa o en el Hospital?

Dónde decir adiós

Ninguna muerte es idílica. De hecho, la muerte se ha convertido en un tabú en la sociedad actual. La realidad es que se trata de un hecho inevitable. Y en el ideal de despedida, muchas personas visualizan ese momento, en su cama, rodeadas de sus seres queridos más cercanos. Esta visualización es un ejemplo de cómo la casa produce mayor intimidad y tranquilidad en este momento.
Evidentemente, existen muchos factores que pueden condicionar esta meta. La casa representa ese lugar de descanso. Tanto es así que en muchos casos, cuando los enfermos están ingresados en el hospital, su verdadero deseo es volver pronto a su domicilio. En cierto modo, el hogar como espacio es tan terapúetico que estando en él, se van la mitad de los males.

Existen muchas circunstancias que pueden impedir el hecho de morir en casa. Por ejemplo, tal vez la casa no esté acondicionada para el cuidado de una persona que requiere unas atenciones específicas. A veces, la hospitalización del paciente supone también una mayor carga de estrés para los cuidadores puesto que el hecho de estar en casa, también aporta un descanso añadido.

Aunque también es cierto que cuando el paciente requiere una compañía constante por parte de una persona, no siempre resulta sencillo establecer turnos de cuidado para cubrir el tiempo. Los hábitos de vida, incluso en el momento de la despedida, pueden cambiar incluso en función del entorno. Mientras que en el medio rural existe una mayor confianza y proximidad entre los vecinos, por el contrario, las grandes ciudades son foco de mayor individualismo. Las relaciones personales en los lugares pequeños muestran la importancia de la solidaridad en la convivencia entre vecinos.

Una casa es un lugar que tiene vida como muestra el estilo de decoración elegido, los cuadros que decoran las paredes, las fotografías presentes en el espacio. Esta información ofrece una seguridad al paciente en la recta final de su vida, por el contrario, el hospital es un lugar que le resulta más impersonal.

En relación con este tema, te animo a conocer la historia de un actor que cuida de su vecina enferma en la recta final de su vida.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí