Ejercicio para la liberación 4

Siéntate cómodamente, respira profundamente tres o cuatro veces. Mira al frente.
Busca con tu mirada un punto fijo situado por encima de la altura de tus ojos (si, quieres, puedes prender antes una vela, en la que la llama este a esa altura, u otra imagen: un círculo con un punto negro en el medio, por ejemplo.

Concentra toda tu atención en ese punto sin mover la vista hacia otro lado. Mantén tu mirada fija. Cuando los músculos del ojo comiencen a cansarse, notaras que la imagen se vuelve borrosa, se mueve o desparece. Es normal, no te preocupes.

Repite en tu interior varias veces: “mis parpados se cierran, cada vez están más cansados, mis parpados se van cerrando, cada vez están más pesados…”
Aunque cada vez te cueste más mantener los ojos abiertos, sigue mirando fijamente el punto señalado.

Al pasar más tiempo, sentirás que entras en un estado de relajación profunda. Déjate llevar por esas sensaciones. Tu rito respiratorio disminuirá naturalmente (tu no debes forzarlo en ningún momento), puedes sentir calor o que los brazos o las piernas se adormecen, es normal. Siente el estado de bienestar que te invade.
Cuando sientas este estado, cierra los ojos.

Disfruta durante unos minutos de esta sensación de paz. Repite varias veces, frases de este tipo: “No me siento angustiado”, “El dolor físico ha cesado y desaparece” (pueden remplazarse por otras, siempre que sean positivas)
Repítete interiormente esta 8u otras) instrucción posthipnótica. “Cuando me despierte, me sentiré renovado, tranquilo”

Comienza a contar desde diez hacia cero.
Mueve los brazos y, finalmente, abre lentamente los ojos.
Permanece sentado unos minutos, ya despierto y con los ojos abiertos.
Cuando estés bien despierto, levántate.