Nadie está libre de caer en un momento u otro en las drogas. Falta de autoestima, problemas emocionales, necesidad de aislarse de circunstancias personales complicadas, estrés, curiosidad… Los motivos son miles, pero todos desembocan en un mismo lugar: una adicción que puede parecer un túnel sin salida, pero que realmente no lo es.
En el momento de plantearse cómo dejar las drogas es imprescindible asumir que el camino será largo y requerirá de mucho esfuerzo, de un gran apoyo familiar y social y de atención especializada en una clínica de desintoxicación como Mas Ferriol. Porque ese camino tiene un final y, en la inmensa mayoría de los casos, una adicción es un proceso reversible.
Tres pasos imprescindibles
Nadie elige caer en una adicción, pero sí puede elegir salir de ella. Y ese es, precisamente, el primer elemento clave. Tal vez el detonante sea haber tocado fondo, una llamada de atención en forma de accidente o bajo rendimiento laboral o un problema de salud. No importa lo que cause esa reacción, lo que importa es el resultado: ser consciente de que existe un problema de adicción y desear salir de él.
De ese convencimiento debe surgir el que quizá sea el paso más difícil: el de pedir ayuda. El miedo y la vergüenza son dos obstáculos a veces enormes, pero hay que sortearlos para conseguir esa mano que empuje en la dirección correcta.
Hoy en día existen infinidad de centros y profesionales especializados en adicciones que ofrecen diferentes tipos de terapias y tratamientos altamente personalizados. Este aspecto es esencial porque no todas las personas son iguales, como no lo son las adicciones, ni sus consecuencias o las circunstancias que llevaron a caer en ellas. Elegir, por tanto, la atención adecuada es primordial.
Y el último paso imprescindible para superar una adicción es el tesón. El camino será difícil, a veces muy difícil, y darán ganas de rendirse. Hay que seguir, y no solo en lo que se refiere al abandono de las drogas, sino a tener la suficiente fuerza de voluntad para no volver a sucumbir ante cualquier obstáculo que se presente en la vida.
¿Por qué? Porque aquel que consigue superar la adicción será un enfermo crónico. Un enfermo, como cualquier otro, con riesgo de recaídas. Es una amenaza de la que hay que ser consciente y con la que hay que convivir, por ello, el apoyo familiar y profesional serán siempre imprescindibles.
Una dura realidad
Según el Informe Mundial sobre Drogas 2019 publicado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), alrededor del 5,5% de la población consumió drogas en 2017. Una cifra más elevada que años anteriores, al igual que la de personas con problemas graves de drogadicción o la de consumidores de estimulantes sintéticos y drogas químicas.
También se ha elevado el número de muertes vinculadas al consumo de drogas, hasta alcanzar los 585.000 casos en 2017. Son cifras que estremecen y que son especialmente graves en aquellas regiones menos desarrolladas.
En países como España la droga es también una realidad dura, pero la diferencia está en que la posibilidad de someterse a un tratamiento está al alcance de la mano. Por eso, decir aquello de ‘yo controlo’ o ‘no necesito ayuda’ son errores que no hacen sino agravar la adicción. De la droga es muy difícil salir solo; y cuanto más tarde se inicie el tratamiento, más compleja será la recuperación y mayores serán las consecuencias en el organismo. A pesar de ello, nunca es tarde para dar el primer paso en la dirección adecuada.