En el amor no todo es de color de rosa ya que también existen temores que causan dolor y sufrimiento y que en cierta forma, empañan el presente amoroso de muchas personas.
Aprender a convivir con el temor que es inherente al propio amor es el primer paso para poder avanzar.
Tres miedos de la persona enamorada
1. La persona enamorada tiene pánico de que su historia termine de forma drástica de la noche a la mañana. De hecho, es frecuente que al inicio de la relación, la persona intente tener los pies en el suelo para evitar el posible batacazo que implica caer de golpe de la nube del amor. El miedo también tiene una parte muy positiva: la prudencia y la cautela.
2. El miedo a volver a tropezar dos veces en la misma piedra. Quienes han sufrido mucho por una persona desean tener la certeza de que una historia va a salir bien desde el principio, sin embargo, es imposible predecir el futuro. La única forma de saber qué va a pasar es viviendo. Es decir, evita la actitud tan humana de adelantarte a los acontecimientos porque eso te priva de la posibilidad de aprovechar tu oportunidad de amar ahora.
3. El miedo a perder al otro también se concreta en otros temores universales: miedo a sufrir una infidelidad, temor a que tu pareja se enamores de otra persona, angustia ante la idea de que le pase algo malo…
Puntos positivos del miedo
El miedo también tiene un lado muy positivo y es que gracias a este temor, la persona enamorada cuida mucho más de su objeto de deseo. El miedo es bueno para no confiarte al extremo, es decir, para no dar el amor por sentado hasta el punto de caer en la indiferencia.
Cuando tenemos miedo de perder a una persona también valoramos a ese alguien mucho más. Este es un gesto de sabiduría puesto que existen personas imprudentes que solo valoran algo cuando lo han perdido. Las parejas abiertas no viven los miedos detallados anteriormente de la misma forma.
