Por muy adultos que seamos y por mucho que maduremos a lo largo de nuestra vida, el niño que un día fuimos nunca nos abandona del todo. Los sentimientos, los recuerdos y los rasgos fundamentales de ese niño viven aún en nuestro interior e influye de una manera bastante importante en nuestro comportamiento y en las decisiones que tenemos que tomar en nuestra vida adulta.
No sólo eso, sino que nuestro niño interior guarda también los traumas y las tristezas que hemos podido sufrir. Por este motivo resulta especialmente importante que nos ocupemos un poco de su cuidado. Realmente merece la pena dedicar un pequeño esfuerzo a la sanación del niño interior, ya que nuestra vida puede mejorar sustancialmente.
El primer paso para la sanación del niño interior es aceptar que el niño interior vive en nosotros con sus puntos positivos y sus puntos negativos, con su felicidad y también con sus tristezas y con sus miedos.
Aceptar la codependencia
En el proceso de sanación del niño interior es fundamental que el sujeto establezca los límites de la codependencia. Una persona no puede vivir en el mundo sin tener cierta codependencia de los demás, especialmente de la gente a la que quiere. Siempre dependerá del amor de su familia, de su pareja o de la relación con su círculo de amigos, pero siempre hay que tener claros donde están los límites entre una persona codependiente y una persona excesivamente dependiente de los demás.
Una de las mejores maneras de ponerse en contacto con nuestros sentimientos más íntimos y avanzar hacia la sanación del niño interior son los talleres de tantra, puedes encontrar información en este enlace:
- http://www.tantrayamorconsciente.com/taller-tantra/sanacion-niño-interior/
En ellos el asistente llegará a conocer de una forma más íntima y cercana a ese niño y será capaz de hacer que afloren sus emociones y sus anhelos, siempre orientados hacia la búsqueda de la felicidad y el amor, amor a otras personas o a nosotros mismos.
