Evitar ideas extravagantes. Aún cuando el estilo de la persona también lo sea, las innovaciones no son una buena idea a la hora de hacer un regalo, especialmente cuando se trata de ropa, por lo que todo aquello que se encuentre en los límites de lo habitual, deberá ser desechado inmediatamente para reducir al mínimo el margen de error en nuestra elección.
Buscar asesoramiento como una segunda opción, sobre todo si no estamos muy seguros del estilo que usa la persona a la que le vamos a comprar ropa, podemos recurrir a los amigos/as para que nos ayuden o al menos nos puedan proporcionar una segunda opinión para lo que hemos comprado.
Asegurar previamente el cambio de la compra. En ocasiones aunque pongamos mucho empeño en la elección, el estilo en el vestir es un apartado muy personal en cada uno y puede darse el caso de que nuestra elección no resulte del agrado de quién la recibe, por lo que siempre es recomendable que nos aseguren en la tienda que el artículo puede ser devuelto o cambiado por otro, siempre es mejor una devolución a tiempo a que se guarde en el cajón del olvido para siempre.
Respetar los gustos de los demás. Regalar ropa a alguien siempre será una difícil elección para complacer a su destinatario, pero el objeto del regalo debe ser en todo momento satisfacer las necesidades o los gustos de quién lo recibe y no usar el regalo como excusa para que esa persona cambie su estilo o forma de vestir, porque lo único que conseguiremos es ofenderle o que el obsequio le disguste.