Convivencia Familiar entre Personas con DISCAPACIDAD AUDITIVA

La familia y, por consiguiente, la convivencia familiar, influyen en la evolución y el desarrollo de cada uno de los miembros que la componen. La familia supone el primer contexto socializador donde cada persona evoluciona tanto a nivel social como a nivel afectivo o intelectual.

Por lo tanto, la convivencia en el hogar con personas que padecen discapacidad auditiva debe favorecer una mejora de la comunicación entre cada uno de los integrantes de la familia. Una buena comunicación podrá permitir al afectado evolucionar en todos los ámbitos de su vida, mejorando así su calidad de vida.

¿Cómo Debe Ser la Convivencia Familiar con Personas con Discapacidad?
¿Cómo Debe Ser la Convivencia Familiar con Personas con Discapacidad Auditiva?

¿Cómo debe ser la convivencia?

Es fundamental que tanto la familia, como el entorno de la persona afectada por la sordera, adopten una actitud positiva respecto al problema de la discapacidad auditiva. En ningún momento hay que dejar al afectado de lado y es de vital importancia hacerle partícipe de cada una de las actividades que se lleven a cabo. Mediante estos sencillos pasos se asegurará una mayor calidad de vida para la persona que sufra de discapacidad auditiva. Además, también se favorecerá su integración personal y social, por lo que podrá sentirse como uno más.

La familia y el entorno son muy importantes puesto que las personas con capacidad auditiva son receptivas a los consejos de los familiares y los especialistas en audición. Es por ello que la opinión de los familiares se convierte en decisiva. Establecer unos buenos hábitos para facilitar la comunicación es fundamental.

Hábitos para facilitar la comunicación

En caso de que uno de los integrantes de la familia cuente con una discapacidad auditiva hay que seguir varios consejos que podrán facilitar la comunicación con él. En primer lugar, es importante cerciorarse de que el afectado está prestando atención a la conversación.

En caso de que así sea, el siguiente paso es hablar de frente y poner especial énfasis en el lado que la otra persona oiga mejor. Es fundamental hablar claro, no muy rápido y evitar gritar. Es recomendable hablar con un volumen normal, a menos de que la otra persona le indique que suba la voz.

Evitar los lugares ruidosos a la hora de establecer una conversación con alguien que tiene problemas de sordera es otro de los factores a tener en cuenta. Dado que el ruido causa interferencia en el audífono, para hablar con una persona con discapacidad auditiva es recomendable hacerlo en un sitio tranquilo.

En el momento en el que el afectado no entienda cualquier frase habrá que aclararla con palabras más sencillas. En caso de que sea necesario, también se podrá escribir la frase para que pueda leerla. El uso de gestos para explicarse también es una gran opción. Esta acción ofrece pistas visuales para la persona con problemas de sordera.

Por último, se recomienda no hablar con la boca llena puesto que las personas con problemas auditivos se auxilian leyendo los labios. Gracias a estos hábitos se podrá facilitar la comunicación y, además, la comodidad familiar.

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