Los riesgos de la POSITIVDAD TÓXICA

Muchas veces, se ha destacado a las personas que son optimistas y ven con buenos ojos todo tipo de situaciones. Como si la perspectiva positiva fuese siempre la elección adecuada para lidiar con los problemas y situaciones de la vida cotidiana. Sin embargo, en el último tiempo han surgido estudios que indican que un optimismo extremo, puede ser incluso peor que la tristeza. Es lo que los especialistas en salud mental denominan “positividad tóxica” y sobre eso hablaremos en el post de hoy.

Positividad Tóxica 2

El abuso del discurso optimista

Después de que Martin Seligman popularizará el término de “psicología positiva”, han surgido profesionales, empresas y autores que han aprovechado este discurso del optimismo y lo han llevado hasta extremos que pueden ser contraproducentes. La clave está en encontrar el límite, ya que la positividad tóxica es tan dañina como la depresión.

En los discursos motivacionales encontramos habitualmente frases que van en la línea de “puedes con todo”, “si sucede conviene”, “a veces ganamos y a veces aprendemos” o “si crees en ti mismo, puedes lograr lo que sea”. La personalidad del ser humano, normalmente, está preparada para recibir con una sonrisa este tipo de mensajes, pero la realidad a veces nos enfrenta a situaciones adversas.

El camino a la salud mental muchas veces requiere que podamos validar nuestras emociones, aún si estas son desagradables. Negar el dolor humano y convertirlo en una falsa alegría no es sano para las personas. Lo peor, es que las grandes empresas y los autores que utilizan la “psicología positiva” como un discurso vacío, lo saben y aún  así explotan el discurso para ganar dinero.

La felicidad como bien transable

En el mundo en el que vivimos, donde “todo tiene precio”, parece que los positivistas tóxicos han decidido vender felicidad. Pero lo cierto, es que no todo tiene precio, no todo se puede comprar, y a veces el valor de las cosas reside en enfrentarlas y no negarlas mediante una falsa sensación de felicidad.

Hoy en día, la mercantilización de la felicidad lleva a muchísimas personas a las compras impulsivas y al consumismo extremo. La base del mercado de los libros de auto-ayuda y los cursos de pseudo-ciencias que tratan de convencerte de que puedes lograrlo todo, son un engranaje más en un circuito que busca tapar los problemas y no enfrentarlos. Ni hablar del merchandising, con cuadros, tazas y toda clase de objetos con frases motivacionales. Frases como “Sonríe, todos tus problemas tienen una solución”, no son más que máscaras para no enfrentar el problema en cuestión.

Positividad Tóxica 1

La sociedad presiona para que seamos felices

Otro aspecto relacionado con la positividad tóxica, es la presión social. Hoy en día, pareciera que está mal visto estar triste o atravesar un mal momento. Hay una fuerte presión social externa para mostrarnos felices, optimistas y siempre enfocados en estar bien. La salud mental no es eso. La salud mental es enfrentar las situaciones, positivas y negativas, con racionalidad y sentimientos, dándonos el espacio para detectar lo que nos genera un malestar y enfrentarlo. Nunca será una tapadera detrás de una sonrisa falsa y expectativas que  no se cumplen nunca.

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