Cada persona tiene su propia personalidad, pero está claro que tenemos la capacidad de educar nuestro carácter cuando en la etapa adulta, gracias al mayor nivel de madurez y reflexión que en la infancia, somos más dueños de nuestras decisiones cuando sabemos que nuestros pensamientos, palabras y hechos influyen en nuestro propio modo de ser. ¿Cómo desarrollar una personalidad optimista?
Consejos de ayuda emocional
- Mira a tu alrededor: ¿Qué personas de tu entorno te transmiten este optimismo vital? ¿Qué cualidades definen a esa persona? ¿Cómo crees que podrías llegar a integrar en tu vida estas cualidades? Puedes realizar el ejercicio de escribir en tu diario tu respuesta a estas preguntas porque la escritura te ayudará a poner las ideas en orden.
- Tú eres la persona más importante de tu vida para ti. Sin embargo, si cada uno de nosotros nos convertimos en islas de egocentrismo, entonces, corremos el riesgo de quedarnos solos. Así como tú para ti eres muy importante, los demás también lo son para sí mismos. Para desarrollar una personalidad optimista y ganar carisma en las relaciones personales es gratificante poner interés en los demás.
- No importa la edad que tenga una persona, incluso si tiene setenta años, puede cambiar y evolucionar. La edad no es lo que importa sino la humildad en la disposición para el cambio, el hecho de querer vivir mejor a nivel emocional y ser más feliz.
- Escucha más música, baila más, piensa menos en el qué dirán, visita con más frecuencia las bibliotecas y alimenta tu mente con la cultura. La belleza del arte en cualquiera de sus formas también es muy saludable para desarrollar una personalidad optimista.
- Utiliza el lenguaje como un medio de creación de esperanza pero no como una comunicación que cierra puertas (es lo que sucede cuando caemos en el abuso de términos absolutos del tipo todo, siempre, nunca y nada). Los problemas existen de una forma inevitable, evita la utopía de querer evitarlos a toda costa. Lo más efectivo es afrontarlos a través de un plan de acción personal.
