Existe una gran diferencia entre pedir y exigir, sin embargo, a veces parecemos más entrenados para lo segundo que para la primera opción. Aprende a pedir las cosas respetando siempre la libertad de la otra persona. En la mayoría de las ocasiones, aquello que pides no implica la obligación inmediata de hacerlo porque sí. Evidentemente, cuando un jefe da una orden a un empleado, el rol del trabajador es obedecer porque tiene que hacerlo. Pero no todas las relaciones personales se mueven bajo este parámetro en el que existe una jerarquía desigual.
¿Cómo aprender a pedir en lugar de exigir?
1. En primer lugar, tú tienes derecho y libertad de dar tu punto de vista, expresar una carencia o plantear una petición. ¿Pero estás igualmente abierto a escuchar las necesidades del otro? Si no lo estás tal vez, necesites empezar a tener los oídos más abiertos para no quedar encerrado en tu propio discurso interior.
2. Para que pedir algo no sea como el resultado de un capricho totalmente subjetivo, es recomendable que justifiques tu petición con razones objetivas. Es decir, aporta buenas razones por las que para ti sería importante que la otra persona hiciera aquello que le pides.
3. ¿Cuál va a ser la consecuencia de que la otra persona no haga caso a tus demandas? Si te vas a enfadas o vas a estar una semana sin hablarle, entonces, la cuerda de esa relación se va a romper ante la asfixia que produce la falta de libertad que favorece que cada uno sea sí mismo.
4. ¿Sabes que tienes muchas más posibilidades que la otra persona te haga caso si le haces sentir bien? Es decir, si eres amable con tu interlocutor es muy probable que te comprenda mejor. Por el contrario, cuando exiges se produce una especie de tensión que aleja en lugar de acercar.
5. En realidad, exigir no es malo. De hecho, puede ser una forma de autoridad o incluso, un modo de hacer defender tus derechos cuando alguien los está vulnerando. Pero lo que sí es negativo es la forma en la que muchas personas exigen. Por ejemplo, con quejas y reproches constantes que te llevan a un autoritarismo mal entendido.
6. ¿Realmente aquello que quieres pedir es importante? ¿Qué ocurre si no planteas tu sugerencia? Hay que poner límites a los deseos, de lo contrario, la lista de peticiones puede derivar en una situación de capricho.
7. Tal vez, dependiendo de las circunstancias, lo que necesitas es aprender que en realidad, tu felicidad no depende de ese hecho en concreto porque tú estás muy por encima de todo eso. Entre otras cosas porque eres una persona autónoma y capaz de hacer muchos retos por tus propios medios.
Aprende a pedir en lugar de exigir para que tus relaciones personales sean mejores y además, sean más libres. Una de las bases del poder no es la exigencia sino el respeto a ti mismo y al otro.