Sabemos que la estructura del cerebro se encuentran desarrollándose en los primero años de vida, cualquier acontecimiento de tipo traumático que suceda en ese momento afectará de forma directa las áreas de su formación.
Los expertos en la materia señalan que uno de los mayores traumas que se puede sufrir en la infancia es el abandono. El cerebro social del neonato, del bebé y del niño se encargarán de buscar señales que les resulten conocidas para encontrar calma y empezar a sentir seguridad. Así se podrá garantizar una seguridad básica que les permitan mantenerse relajados y así poder atender al mundo sin tener la sensación de que se está en continua amenaza.
En los casos de que esto no se de el sistema nervioso comenzará a experimentar niveles de sobreactivación o hipoactivación crónicos que se mantendrán aún después de tener un sistema de cuidado y de apego.
Es muy importante poder establecer un tratamiento que busque calmar el cerebro impulsado por el miedo. Una manera de hacerlo es comprender la mente, el cerebro y el cuerpo.
Quizás el mayor desafío dentro de la salud mental es cómo se puede ayudar a los pacientes que atraviesan problemas graves dentro de su regulación afectiva. En ciertos casos esto es consecuencia de abuso o de una negligencia severa en la niñez, problemas a los que se denominan como trauma del desarrollo.
Dentro del trauma del desarrollo suele faltar la sincronicidad en las primeras relaciones con el cuidador a ritmos anormales del cerebro, del cuerpo y de la mente. El trabajo a realizar implica que se anime al cerebro a establecer nuevos patrones oscilatorios que permitan mejorar la complejidad natural y su sesgo inherente y necesario para tener una autorregulación.
Terapia sobre el trauma por abandono temprano
Desde hace algunos años los profesionales comenzaron a realizar una investigación con niños que han sufrido abandono temprano. Se llevan años trabajando con la población infantil adoptada y con sus familias, muchos de los estudios realizaban las observaciones a un nivel clínico.
Se estima que uno de cada cuatro niños adoptados internacionalmente entre los 8 y 12 años de edad presentan problemas para adaptarse en la escuela, mientras que más de una cuarta parte de los padres y madres señalan problemas exteriorizados e interiorizados, además de pocas posibilidades de adaptarse. En muchos de estos casos se necesita atención especializada.
Al llegar a la adolescencia los menores adaptados son remitidos a los servicios de salud mental con más frecuencia que los que no se adaptaron.
En muchos gabinetes de profesionales podemos ver a familia con niños adoptados internacionalmente que buscan ayuda psicologóciga, especialmente antes de llegar a la adolescencia.
Tanto el tratamiento como el diagnóstico se busca tener un enfoque que tomo en consideración los problemas de adaptación a la escuela y los déficit en las funciones cognitivas, como los problemas que van apareciendo y la manera de hacerles frente.
Existe muy poca evidencia empírica acerca de la eficacia del tratamiento enfocado al trauma en población infanto juvenil, los datos suelen centrarse en los problemas y síntomas traumáticos, mientras se tiende a dejar de lado en un segundo plano otros síntomas psicológicos que son frecuentes.