Desde siempre ha habido problemas en la pareja. Incluso en la prehistoria y en la Edad Antigua, con historias redactadas en el Antiguo Testamento, acerca de Adán y Eva, pues entre ellos ya había crisis de pareja, o incluso la supuesta historia paralela a la Biblia en que Lilith abandona a Adán porque no quería someterse a él. Con esto podemos ver que las crisis de pareja siempre han estado ahí, y se han resuelto, o no, dentro de la pareja, es decir, sin involucrar a nadie más. Y es que hay muchas parejas que en vez de solucionar sus problemas y pararse a pensar en una solución eficaz, se dedican a lamentarse de sus problemas de pareja y no los solucionan, sino que se dedican a meter por medio a personas ajenas, ya sean amigos o familiares, incluso a los hijos, por lo que no sólo dejan los problemas maritales sin resolver, sino que además, agobian a los demás con los problemas, a los que sólo les corresponde a la pareja resolverlos.
Y es que los problemas de la pareja se debe resolver entre la pareja. Si es necesario acudir a terapia se acude, pero lo que peor se puede hacer es meter a la familia de por medio, pues con ello sólo conseguiremos ponernos unos contra otros y crear enfrentamientos y malos rollos entre todos que son totalmente innecesarios. Lo que ocurre en pareja, se queda en la pareja, y al igual que ocurre con la intimidad, con las peleas también tiene que haber cierta discreción, y que los problemas queden entre los dos y se resuelvan entre los dos sin que nadie intervenga, a no ser que sea un profesional.
Concuerdo con la exposición siempre que tengamos una discusión deberá resolverse a solas, en pareja, no llamar la atención de terceros. Si los problemas lo armamos tu y yo, lo resolvemos tu y yo.