La autoestima es como el motor que nos impulsa cada día. Cuando funciona bien, nos sentimos capaces de enfrentarnos a los retos, tomar decisiones y disfrutar de los momentos cotidianos. Pero, ¿qué pasa cuando ese motor empieza a fallar? La buena noticia es que, con apoyo adecuado, es posible fortalecerlo. Contar con los servicios de un buen psicólogo en Tenerife puede ser clave para trabajar la autoestima en cualquier etapa de la vida y ayudarte a sentirte mejor. En este artículo te contamos cómo puede ayudarte.
¿Por qué la autoestima es tan importante?
La autoestima no es solo cuestión de sentirse bien consigo mismo, aunque eso ayuda mucho. Es el núcleo de cómo nos percibimos y, a su vez, cómo interactuamos con los demás. Una autoestima sólida nos permite enfrentarnos a los desafíos con confianza, aprender de los fracasos sin caer en el auto-reproche y disfrutar de relaciones más equilibradas y saludables.
Por otro lado, una autoestima baja puede volverse una trampa. Genera inseguridades, dudas constantes y puede afectar tanto al rendimiento escolar o laboral como a la manera en que nos relacionamos con nuestra familia y amigos. Para un niño, puede significar miedo a expresarse en clase; para un adulto, miedo a asumir nuevos retos. Por eso, entender su importancia y trabajar en ella resulta fundamental para una vida más plena.
Señales de una autoestima baja que no deberías ignorar
Quizás te preguntas cómo detectar si tú o alguien cercano está lidiando con una autoestima baja. Hay algunas señales que pueden dar pistas claras. En niños, puede manifestarse como evitación de nuevas actividades, miedo al fracaso o una excesiva búsqueda de aprobación. En adultos, aparecen como autocríticas constantes, dificultad para aceptar cumplidos o incluso el hábito de compararse con los demás de forma negativa.
Estas señales, aunque comunes, no tienen por qué quedarse ahí. Con el acompañamiento adecuado, es posible reconocerlas y trabajar para transformar esa percepción de uno mismo. Un psicólogo puede ayudarte a entender las raíces de esos pensamientos y enseñarte estrategias prácticas para darles la vuelta.
Cómo puede ayudarte un psicólogo a mejorar tu autoestima
Identificar patrones de pensamiento negativos
Uno de los primeros pasos que un psicólogo suele abordar es ayudarte a reconocer esos pensamientos automáticos que afectan tu autoestima. ¿Te sueles decir frases como “no soy lo suficientemente bueno” o “nunca lo haré bien”? Estos pensamientos, aunque parezcan inofensivos, van minando poco a poco tu confianza. Trabajar con un profesional puede ayudarte a reemplazarlos por otros más constructivos.
Aprender a ponerte metas realistas
Tanto en niños como en adultos, ponerse metas inalcanzables puede ser un golpe directo a la autoestima. Un psicólogo te enseñará a dividir grandes objetivos en pasos pequeños y alcanzables. Este enfoque reduce la ansiedad y permite celebrar cada pequeño logro, lo que contribuye a reforzar tu confianza.
Fortalecer las relaciones personales
La calidad de nuestras relaciones influye directamente en cómo nos sentimos con nosotros mismos. Un psicólogo puede ayudarte a establecer límites sanos, aprender a comunicarte de manera asertiva y rodearte de personas que sumen a tu vida en lugar de restar. En el caso de los niños, esto puede implicar ayudarles a manejar conflictos en el colegio o con sus hermanos.
La importancia de empezar desde la infancia
Cuando se trata de autoestima, la infancia es una etapa clave. Es el momento en que se forman las primeras creencias sobre quiénes somos y nuestro lugar en el mundo. Aquí, los padres juegan un papel vital, pero a veces, sin querer, pueden transmitir mensajes que afectan la percepción de los pequeños. Frases como “¿por qué no puedes ser como tu hermano?” o “eso no es para ti” dejan huella.
Un psicólogo puede trabajar con los padres para identificar estas dinámicas y enseñarles herramientas para fomentar una autoestima positiva en sus hijos. Además, ayuda a los niños a desarrollar habilidades como la resiliencia, que les permite recuperarse de los contratiempos con más facilidad.
¿Y qué pasa con los adultos?
La autoestima no es algo fijo. Puede fluctuar a lo largo de la vida según nuestras experiencias. Un cambio de trabajo, una ruptura amorosa o incluso la llegada de un hijo pueden hacer que la confianza se tambalee. Por suerte, siempre hay margen para reconstruirla.
En este proceso, un psicólogo te guiará para conectar con tus fortalezas y recordar todo lo que has logrado hasta ahora. A veces, simplemente necesitamos una perspectiva externa que nos ayude a vernos con más claridad y menos juicio.
Practicar el autocuidado de forma consciente
La autoestima también se construye a través del cuidado personal. Esto no significa únicamente ir al gimnasio o comer bien, aunque son hábitos importantes. Hablarte con amabilidad, permitirte descansar cuando lo necesitas y aceptar tus imperfecciones también son formas de cuidarte. En sesiones de terapia, puedes aprender a integrar estos hábitos en tu día a día, dándoles el espacio que merecen. Después de todo, el cuidado empieza por dentro.