Orígenes de la conducta agresiva

Orígenes de la conducta agresiva

Existe un origen y unos principios de la conducta agresiva que es importante tener en cuenta. No es correcto hablar propiamente de conducta agresiva como si se tratase de una única manera de conducta, sino de diferentes maneras de agresión.

La agresividad puede ser expresada de distintas formas, con rasgos que no son estables y continuos de comportamiento, por eso debemos tener presente el estimulo que lo puede provocar. Los expertos en la materia consideran que la violencia es una manera de comunicación social en cuanto a que cuenta con una posibilidad elevada de amplificar la comunicación, pudiendo ser para el violento una especie de afirmación y una defensa de su propia identidad.

Ante la pregunta de si existen o no las personas agresivas podemos basarnos en distintas definiciones. Las conductas agresivas son un tipo de trastorno del comportamiento y de la personalidad que trasciende a la propia persona.

Parece existir una gran estabilidad o consistencia en la tendencia a mostrarse muy agresivo sin importar el lugar y el momento.

Si bien la agresividad puede tomar diferentes formas de expresión siempre tendrá como característica más importante el deseo de herir al otro el agresor sabe muy bien que a su víctima no le gusta lo que está haciendo y, por eso no tiene que esperar a que el grupo evalúe el comportamiento como si fuera una violación de las distintas normas sociales, la víctima ya tiene información negativa de su acción, lo que genera que, con frecuencia se mantengan e incremente las mismas conductas.

La agresividad denominada hostil o emocional se debe diferenciar de otro tipo de conducta agresiva, que no tiene la finalidad de herir, esta es la denominada ‘agresividad instrumental’, que es la ‘que sirve como instrumento para’. Por eso es importante diferenciar los agresores con una orientación instrumental de los agresores hostiles o emocionalmente reactivos. No es frecuente encontrar los comportamientos agresivos que reúnan ambas condiciones o comportamientos mixtos.

Hay diferentes teorías acerca de la agresividad, cada una de ellas explica una dimensión del fenómeno. Mackal, en el año 1983 realizó una clasificación según el elemento que pueda ser determinante para su formación y se basa en seis puntos principales.

Teoría clásica del dolor: en este caso el dolor está condicionado y es siempre suficiente en sí mismo para activar la agresión en las personas. Las personas procuran no sufrir dolor y agreden si se sienten amenazados.

Teoría de la frustración: cualquier agresión puede ser atribuida a una frustración anterior.

Teorías sociológicas de la agresión: en este caso la causa que genera la violencia no está en la conciencia individual sino en los hechos sociales que la preceden. El grupo grupo social es una multitud que arrastra con fuerzas a sus miembros individuales.

Teoría catártica de la agresión: esta teoría surge de la teoría psicoanalítica, existen diferentes corrientes psicológicas que sustentan esta idea, la cual considera que la catarsis es la única opción frente a la agresividad.

Etología de la agresión: aparece de las teorías psicoanalíticas y de los etólogos. En este casi se entiende a la agresión como una reacción impulsiva e innata, dejada a nivel inconsciente y no se relaciona a ningún placer.

Teoría bioquímica o genética: en estos casos el comportamiento agresivo se desencadena como consecuencia de una serie de métodos bioquímicos que tienen lugar dentro del organismo, en esos casos juegan un papel muy importante las hormonas.

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