Uno de los factores que más influye en el retraso del habla es sin duda el medio en el que uno se encuentra. Si el entorno familiar o social son precarios podrán afectar de manera negativa sobre la aparición del habla. Si en la escuela o en el hogar las condiciones no son favorables para el niño, es más difícil que adquiera el lenguaje o que empiece a hablar a la edad que le corresponde. A los 3 años los niños ya deben estar escolarizados y tener un vocabulario mínimo de unas 400-500 palabras, aunque evidentemente esto se va notando a medida que avanza el curso, pues la gran mayoría de los niños empiezan el colegio hablando muy poco, o prácticamente nada. 
Pero como se ha dicho, a medida que avanza el curso, se debe ir notando el aprendizaje adquirido durante los primeros meses del colegio. Cuando llega la mitad del curso más o menos y el maestro o maestra se da cuenta de que cierto niño no habla como los demás, no habla nada, es cuando hay que intervenir. Llega una altura en que todos los niños de la clase han comenzado a hablar, algunos hablarán más y otros hablarán menos, pero esto es normal a causa de que unos son más tímidos que otros, pero todos han establecido contacto mediante el habla. Cuando el niño no ha mantenido ningún tipo de conversación ni sabe conectar una frase con sentido, es que tiene problemas con el habla.
Cuanto antes se comience con la intervención, mejor. Se deberá llevar al niño al especialista, en primer lugar a un logopeda que estudie su situación y lo derive a atención temprana. Hay que tener en cuenta que los profesionales, padres y profesores deberán estar de acuerdo en todo lo referente al niño, así le será mucho más fácil asimilarlo.
