Obsesión y amor: como no caer en las trampas de la cabeza

La limerencia es un estado mental involuntario que surge de una atracción romántica combinada con una necesidad obsesiva de ser respondido de la misma forma, pese a no serlo. Este término se refiere al amor obsesivo. Es un estado mental involuntario que surge de una atracción romántica combinada con una necesidad obsesiva de ser respondido de la misma forma.

Obsesión

Muchas veces nos puede suceder de encontrarnos en un punto de nuestra vida donde solo deseamos compartir con alguien nuestro afecto, nuestro cariño, nuestras ideas, en fin, nuestra vida. Pero hay que saber diferenciar bien entre la idea del amor romántico, y el amor obsesivo.

Al principio puede ser difícil de diferenciar entre amor real del amor obsesivo, lo más importante está en preguntarse si las raíces de este enamoramiento (o encaprichamiento) son reales o una fantasía. Si tu atracción hacia una persona desconocida (o no) se basa en sus perfiles de Instagram, Facebook o cualquier otra red social, la limerencia tiene una raíz irreal. Pero esto no se puede convertir en norma, ya que este encaprichamiento obsesivo también puede tener una base palpable, real.

En la obsesión, la otra persona es percibida como un elemento que nos falta y sin lo cual es complicado vivir. Es decir, el motivo de la relación que se busca tener con alguien es en buena parte una baja autoestima. En el amor, en cambio, la otra persona es vista como algo que nos complementa.

Estar obsesionado por una persona puede desgastar tanto nuestra calidad de vida como la suya. Las relaciones afectivas se basan en el hecho de preocuparse por otra persona, de modo que sentir que alguien nos gusta tanto que nuestra atención se suele centrar en ella es natural. Sin embargo, a veces esa atracción va más allá de lo que puede considerarse positivo para la salud mental.

La obsesión por una persona se manifiesta de muchas maneras diferentes, y todas ellas se asocian a síntomas cognitivos (de pensamientos y creencias distorsionadas) y emocionales. Quien siente obsesión por otra persona no necesariamente busca llamar su atención, ya que esto depende mucho del tipo de personalidad que se tiene y del nivel de autoestima del que se dispone.

Sin embargo, lo que sí suele ocurrir es que aparece un intenso deseo de estar cerca de ella, a veces incluso si no es consciente de ello. Esta última situación puede hacer que la intimidad de quien genera atracción se vea comprometida, al tener a alguien que la sigue de cerca tanto física como virtualmente, a través de las nuevas tecnologías y concretamente mediante Internet.

En los casos más extremos en los que hay acoso, puede ser incluso que quien está siendo seguido se considere en peligro al percibir que hay alguien que se entromete demasiado en su vida o que incluso puede llegar a recibir ataques físicos; independientemente de si esto se produce o no, es un desgaste de su calidad de vida que genera sufrimiento desde el primer momento.

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