A veces nos obligamos a intentar no pensar. Intentamos asegurarnos de no pensar en ciertas situaciones para nada, pero recomendar hacer todo lo posible por no pensar en algo en lo que no se quiere pensar es por lo pronto, uno de los peores consejos que se puede dar. Intentar liberar la mente del pensamiento que no deseamos, hace que pensemos en el, paradójicamente. Esta es la paradoja del bloqueo de pensamiento. Una estrategia que en vez de llevarnos a conseguir lo que buscamos, nos provoca la sensación contraria y con todavía más fuerza.
Vamos a hacer un ejercicio. A partir de este momento y durante toda la nota, no pienses en tenedores. Evita a toda costa pensar en tenedores y asegúrate de no pensar en ellos vigilando cualquier idea con respecto a tenedores que se te pueda venir a la mente. Intentar no pensar en algo en concreto puede ser una tarea con malos resultados, ya que al final terminamos pensando todavía más en ello. Esto es a lo que llamamos los efectos paradójicos de la supresión del pensamiento, o también, la paradoja del bloqueo de pensamientos.
A veces aunque queramos o no, el simple hecho de tratar de no pensar activamente en un pensamiento en concreto es, en si mismo, pensarlo activamente. Esto sabotea nuestro intento inicial de reprimirlo. Intentar evitar un pensamiento en particular, nos hace menos capaces de controlarlo.
Este fenómeno es algo muy común en nuestras vidas. Veamos un ejemplo: un fumador de muchísimos años, intenta dejar el hábito por cuestiones de salud. Cada vez que intente no pensar activamente en fumar, es muy probable que acabe haciéndolo ya que no podrá salir de su cabeza. Esta técnica es muy común y al mismo tiempo muy poco útil. Hasta la ciencia a demostrado lo poco recomendable que es.
La historia sobre los estudios del bloqueo de pensamientos se remonta hacia el año 1980, aunque el mismísimo Sigmund Freud ya había adelantado algo a comienzos del siglo, pero hablando de “represión” en vez de la supresión de pensamientos. Wegner, reconocido psicólogo español, fue uno de primeros en abordar científicamente el fenómeno, definiendo la supresión, como el acto deliberado de intentar deshacerse de pensamientos no deseados de la mente consciente.
El demostró que al intentar suprimir un pensamiento, las personas activamos dos procesos cognitivos. Por un lado, intentamos crear el estado mental deseado, aquel en que la idea abandona nuestra mente, y además utilizamos distractores para ocupar la mente con ideas no relacionadas. Por otro lado tenemos que asegurarnos que la idea que queremos eliminar no continúe ap0areciendo, vigilando su retorno. Y el simple hecho de estar pendiente a la idea prohibida, hace que esta aparezca de manera recurrente y pensemos, indefectiblemente en ella. A esto se lo conoce como “efecto rebrote”. Por más que trate que se desvanezca, solo consigue que tenga mas fuerza. Para un último ejemplo: ¿Pudiste no pensar en tenedores mientras leías la nota?
