Podemos definirlo como un persistente, anormal e injustificado miedo a la oscuridad.
El miedo a la oscuridad es muy común en niños pequeños aunque en algunos casos también se puede observar en personas adultas. A ésta fobia también se le conoce como acluofobia, ligofobia, mictofobia y nictogobia.
Éste miedo a la oscuridad se ve aumentado por la imaginación, contribuyendo también las pesadillas a éste miedo, ya que al despertarse por el mal sueño puede costar volver a quedarse dormido sin dejar las luces encendidas.
Cómo hemos dicho, el miedo a la oscuridad suele darse en el desarrollo de un niño, suele aparecer ante de la edad de los dos años. No se trata de un miedo a la ausencia de la luz, sino a los peligros posibles o imaginarios que se pueden dar en situaciones de oscuridad, por lo que es en ello en lo que hay que trabajar para superar los miedos.
Allá por el año 1960 un grupo de científicos realizó un experimento para descubrir aquellas moléculas responsables de la memoria. Éste experimento se hizo con ratas, a las que se les condicionó para temer a la oscuridad y una sustancia llamada escotofina fue aparentemente responsable por recordar esto, ya que se la extrajo del cerebro de esas ratas. Posteriormente, estos resultados fueron desacreditados.